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Reflexiones poéticas

El otoño es el lugar para la creación y para la lectura sosegada. Siempre me ha gustado este tiempo en que el año se hace viejo, siente su final. Siempre ha sido un tiempo para la introspección, la hora de crecer hacia dentro. Es hora de escribir entonces, después habrá que podar todo lo que sobre, lo que no deje crecer el árbol. Despojar así a la poesía de lo superfluo. Hacerse esencial, la poesía tiende hacia la esencia, lo que no da vida , mata, como nos recordaba el poeta chileno Huidobro.
Esta tarde leyendo al último premio Nobel: Tomas Transtrommer, me he dado cuenta de que la verdad poética no está en relación con la palabra, la palabra es circunstancial en el poema, accidental, digamos que es la mejor materia con la que el poeta puede trabajar, pero no la única. Así lo han demostrado muchos poetas que trabajan entre la palabra y la pintura: Brossa, Tàpies, Miró.
La reflexión entonces me ha llevado a pensar que quería intentar una poesía esencial, mínima, una poesía de la imagen, que describiera la imagen, una imagen atrapada en la retina del autor y descrita de forma rápida por el poeta, como una adivinanza no resuelta, sino es por el engaño de la palabra y sus históricos condicionantes. De ahí los pequeños poemas, no diría aforismos, aunque muchos tienen que ver con el pensamiento, que he publicado más arriba. He intentado reflejar el rastro creativo que deja un pensamiento en la mente del poeta antes de hacerse palabra.
Espero vuestros comentarios.
Un saludo.

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