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Mostrando las entradas etiquetadas como Postales

Postales desde sitios donde estuve. Lisboa. 1997.

Lisboa. Alguien grita mi nombre en la estación de tren. Alguien se dirige a mí sin conocerme. Una mujer despeinada, con la cara cansada y el cuerpo doblado por la fatiga, me increpa, me dice que la siga; yo lo hago sin preguntar nada. La sigo por las calles miserables, por los adoquines fragmentados por la luz blanquísima que ilumina la enorme tarde de Lisboa, esa es su redención, la luz. Ando por calles que desconozco pero que ya había visto en otros libros, calles que me son familiares, quizá porque las une la tristeza del abandono y se parecen a las calles de Madrid, o de un París lejano, o de una capital de colonias alejada de Europa, no sé, yo había estado aquí antes. La mujer me lleva a un edificio cochambroso, por mi aspecto no me podía llevar a otro lugar, la fachada muestra el cansancio de la ropa sucia, una antigua oportunidad de parecer nueva, las sábanas, las colchas, los trapos, la ropa interior raída pero pulcra, la honradez de la clase baja se muestra bien ordena...

Postales desde sitios donde estuve. París.

París. 1998. Cuando llegué a París los soldados me dieron la bienvenida. Las metralletas brillantes señalando al cielo. La Estación de Austerlitz pulcra y distante se repetía a sí misma como en una película de espías, ¿quién perseguía a quién? Afuera todo era gris, gente fría que no te mira a la cara, nosotros, mendigos del lujo para visitar los barrios ricos de París, porque pensamos que la ciudad era eso, pero París no existe, la suciedad se esconde bajo la alfombra pulcra de ciudad fotografiable debajo de las postales, París habla un francés correctísimo y un español chic de mujeres hermosas en las oficinas de la Isla de Francia, esa que se han empeñado en inventarse y que se parece tanto a lo que no es Francia, ni a París, sino más al sucedáneo de cartón piedra de una Nôtre Dame en andamios, siempre renovándose hasta parecer la copia de un original olvidado hace mucho tiempo en los souvenir de los llaveros. A cada paso un soldado sonriente señalando la pistola y el cam...

Postales desde sitios donde estuve. La Habana.

La Habana. 2001. Cuando llegué a La Habana me golpeó el calor. Sería ese un primer aviso. La mezcla de humedad caribeña, los rostros sudorosos en el aeropuerto que buscaban clientes, a poder ser, europeos ricos para dirigirlos a un lugar que no sería el que ellos habían escogido. "A la Plaza vieja", le dije al taxista negro que se rió de mí nada más escucharme. "No chico, lo siento, no te voy a llevar allí, no llegarías a la puerta del hotel", y mostró sus dientes blancos en el espejo retrovisor. Eso era Cuba, una mirada al retrovisor. Todo lo que ya no existía estaba allí sin haber sufrido la merma del tiempo, sin problemas de coexistencia con el presente. La Cuba pobre, y aquella próspera que afectaba solo a los residentes del aparato político. La ciudad estaba pobremente iluminada, los semáforos marcaban un código que daba un aire familiar al visitante, ausencia de tráfico y gentes por las calles que miraban sorprendidos las luces del taxi soviético que apur...

Postales desde sitios donde estuve. Tacuarembó.

Uruguay. Atravesamos el silencio varias veces, la tierra se extiende como una maldición a su nombre, como un miembro mas del vacío; arriba la noche, abajo el motor encendido, el paisaje igual, nadie. Nada; el peligro, los asaltantes de la noche, el coche no debe parar, no se ven luces alrededor, la carretera se extiende hasta el cielo, ya no sé si azul o negro, o gris, porque todo se reduce al vacío, todo está colocado como en la primera noche del mundo, aquella en la que se creó todo menos este paraje que solo lleva a otro páramo. Todo está conectado al temblor del volante. Queríamos estar lejos de todo, no huir de la noche, pero huíamos sin saber de qué, no quería mirar al retrovisor por ver si nos seguían, tan solo esperaba una música, pero solo había silencio. No cruzamos ríos, no veíamos animales, pero los había en la selva invisible fuera de las ventanas. Tendríamos que haber grabado esa noche, hubiese sido una gran escena, huyendo, un cigarro tras otro, algún trago ...