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Mostrando entradas de mayo, 2017
No mires ya La mirada de reina destronada, El cuerpo conoció el hambre, La ropa interior muestra Una carne exterior Para ojos que manosean el deseo Sin dedos ni contacto, Solo el ojo observa el ojo Que mira a nadie fuera, Al vacío de una ciudad que la envuelve. No miréis a su espejo, No miréis a su oferente desnudez, Ella no siente tu deseo, Solo marca su miedo en su jaula de cristal, Solo alberga la voluntad de ser nadie. Loreley altiva, Musa del vidrio y su reflejo, Sirena indelicada, Mortal tu carne así, Contempladores anónimos, Sumisión en escena, Desarrollo de la forma que sirvió para qué? Cierra los ojos, mírame nunca.

Pliegos del Condestable

Pliegos del Condestable. (1603). Poema que escribe Antón Ferrer dedicado a su casa en la campiña de Jaén, cerca de los pagos de Pozuela. Tiene la fuente un caz, anega fresca alberca. Más allá un venero hiende la piedra do mana limpia el agua. Una higuera salvaje: olor y sombra, come sus frutos rojos la luz, recorre alegre y gana todo espacio: vence al aire. El pájaro que aquí anida llena antes de ser de canto la alegría: la sombra, la casa, el descanso, són de una música celestial, de extraña canción se acompaña. Río que vuelve así a su origen: a la tumba de agua, a su luz incierta. Allí reposo mis tristes ojos cansados que fueran un punto más rápidos qu´el aire, ahora son despojos que contemplan en la vida sus ruinas, miseria de su estado, el reflejo de un siglo que escoja sus cenizas entre tanta grandeza devastadas de espanto. Luengo el dolor, corta delicia: la vida breve, durará su olvido.
Pliegos del Condestable. Sexteto que escribe Simón de Estepa, joven converso enamorado que dedica estos ardorosos versos para declararle su estado a su desdeñosa amada. (1623) Amor, el cyelo no sabía norma; tu cuerpo transformando su donayre en las leyes que hicieron te de viento, pues falta, amor, a tu país, la forma, porque no conoció su peso el aire y no pueda explicar sutil tormento.

Pliegos del Condestable

Poema sin medida determinada que dirige un anónimo vendedor de perfumes que juega con la lírica y la sintaxis ante el paso de una dama hermosa que no lo mira a su paso. 1599. No çede el cielo a tus sospiros, no cele el ayre cuando çedas, en tu dulce intento: si ceden los aires sin lamento, brusca uida que tersa el ayre por herida, que combe el viento por lamento de haber herido a su cielo herido que ha vivido sin tiempo y siento la dicha de lo dicho sin memoria, sin materia ni luz, la luz, sin luz se oluidó.
Pliegos del Condestable. Soneto de Lope de Valdeón que dirige a su hermosa enamorada, al haberla olvidado por inexorable paso del tiempo. (1649) Amor, ayer, tu cuerpo fuera templo, ira dormida, ingrávida natura, gracia del aire alegre, en tu pura y encarnada beldad no fría, templo la cuerda del dolor, belleza en ruinas, largo lamento, cárcel es la herida de tu mirar funesto, dabas vida a mecánica flor, dulces espinas de rosas, sin su olor, alma marchita; recoge tú, calor de lumbre, frío lecho de unión, y el tiempo te permita olvidar este ahora, destrozado por tu belleza ayer haber escrito, recordando hoy pasiones, sosegado.
Los Pliegos del Condestable son una serie de poemas que aparecieron en la Biblioteca del Palacio de Villadompardo donde se encuentran los Baños Árabes de Jaén. Reciben el nombre de Pliegos del Condestable porque el primero de los textos que se recoge en un pobre pliego de cordel dañado por la humedad, va dedicado al ilustre Condestable de Jaén Son poemas de distinta medida y extensión, cuyo descubridor y editor, Joaquín Fabrellas, trata de dar coherencia, puntuación y métrica adecuadas a estos poemas que fueron escritos por personas desconocidas de la historia de Jaén. No fueron poetas. Estos textos se irán dando a la luz lentamente siempre que el editor pueda ir sacando las piezas mas importantes y las más actuales. Las fechas van de 1550-1650 componiendo un siglo de oro andaluz alejado de la visión mas tradicional del canon. Joaquín Fabrellas Editor en Lo bello y lo dificil