Almendro
Es el frío la excusa del almendro,
instante perfumado de su olvido,
ayer verdes, quedan atrás los frutos
más tiernos de su otoño desgarrado.
La mano no conoce la blancura
en el altar del cielo donde ofrecen
las ramas más oscuras, dolor fértil:
contempla en vano sus salvajes frutos.
La herida del almendro, voz perdida:
la flor mínima donde el tiempo avanza
su muerte no; sino la vida nueva,
es tan solo tu flor el final blanco.
Tiembla la luz y naces de la sombra,
apártate de su recuerdo frágil,
que tu imagen, (robada primavera),
perviva siempre en tu perfume amargo.
J. Fabrellas
Es el frío la excusa del almendro,
instante perfumado de su olvido,
ayer verdes, quedan atrás los frutos
más tiernos de su otoño desgarrado.
La mano no conoce la blancura
en el altar del cielo donde ofrecen
las ramas más oscuras, dolor fértil:
contempla en vano sus salvajes frutos.
La herida del almendro, voz perdida:
la flor mínima donde el tiempo avanza
su muerte no; sino la vida nueva,
es tan solo tu flor el final blanco.
Tiembla la luz y naces de la sombra,
apártate de su recuerdo frágil,
que tu imagen, (robada primavera),
perviva siempre en tu perfume amargo.
J. Fabrellas
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