
Juan Larrea.
Hablar de Juan Larrea es hablar de la renovación poética en el primer tercio del siglo XX. Un autor que influye de forma decisiva en autores del 27 que siguieron el camino abierto por el bilbaíno, un camino de experimentación que Larrea condensa de forma clara: las corrientes que procedían de Francia y que transitan los nuevos medios de expresión poética, ya que su trabajo se mueve entre el creacionismo, el ultraísmo y el surrealismo, justo en el momento histórico en que estas corrientes eclosionaban.
Poeta raro, escoge para su obra el francés, traducido por Luis Felipe Vivaco y Gerardo Diego en España. Su obra, Versión celeste iría apareciendo en diferentes números de las revistas Grecia, Ultra o Verso y prosa. Fue el introductor de corrientes poéticas más certero de la vanguardia española. Fue incluido en la célebre antología de Gerardo Diego sobre la poesía española del primer tercio del siglo XX. En verdad fue una rara avis, un adelantado a su época y uno de los poetas con la trayectoria más solida de cuantos le rodeaban. Por no hablar de otros introductores como Guillermo de Torre, Casinos Assens o Ramón Gómez de la Serna.
Ante una aquilosada poesía a principios del siglo pasado, la vanguardia española acoge gustosa las nuevas experimentaciones formales y temáticas que dejan a un lado el realismo-simbolismo de la producción poética, por ello, las influencias en Larrea son palpables. Toda vez que el discurso racional procedente de un positivismo decimonónico, no había encontrado las soluciones a las que estaba destinado, habiéndose producido una devastadora guerra mundial en la que se había ensayado todas las posibilidades del racionalismo más descarnado. Una influencia francesa por tanto, procedente de un cubismo poético de Apollinaire que jugaba con la forma del poema, así lo haría también Larrea en algunas de sus composiciones, disponiendo una tipografía que dispone el reflejo sobre una superficie, es una poesía que tiende a traspasar los límites del poema, en donde el contenido se desnuda en virtud de la forma externa del poema, donde la anécdota sustituye al argumento.

Una influencia del dadaísmo que se había propuesto ir más allá del propio arte, el arte como arma en contra del mismo arte, el poema como un lugar de experimentación y juego; por esta influencia, siempre se ha asociado a Larrea con el Ultraísmo, una corriente que reúne lo mejor de cada vanguardia y que intenta, como ya sabemos, ir más allá de la realidad.
Al mismo tiempo, una clara influencia del creacionismo que pretendía crear sin correlato con la realidad, es decir, de forma autónoma, una realidad diferente en el poema. Las creaciones de Larrea, con su alta dosis de irracionalismo, establecen auténticos mundos paralelos, con un dosis de irrealidad y de ensoñación, tan pretendida por el surrealismo así como por otras vanguardias.
Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho mas débil
Tú que asumes luz y abismo al borde esta carne
que cae hasta mis pies como una viveza herida
Tú que en selvas de error andas perdida
Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha
"Espinas cuando nieva", en Versión celeste.
Este irracionalismo influye en autores como Alberti en obras como Sobre los ángeles, o en Lorca y su discurso irracional adoptado en Poeta en Nueva York. Y, con el paso del tiempo, influirá en el Postismo de Carlos Edmundo de Ory, así como en poetas tan dispares como Miguel Labordeta y José Miguel Ullán que hacen del discurso irracional y juguetón del lenguaje de vanguardia uno de sus rasgos más representativos, así como los tradicionales límites del poema entre el lenguaje y la palabra.
La marcha al exilio, a la Córdoba argentina, lo separó de la producción poética y lo introdujo en el mundo del arte precolombino, siendo maestro, a su vez, de jóvenes poetas argentinos, que por circunstancias políticas, tuvieron que exiliarse del país sudamericano, entre otros poetas: José Viñals, el cual residió en España desde los años 80.
La importancia de la obra de Larrea está siendo revisada continuamente de la mano de investigadores que ponen poco a poco a los autores, que como Larrea, supieron quebrar la línea de continuidad de la lírica española y la transformaron definitivamente, al uso de un clásico moderno.
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