El contorno del abismo. (Vida y leyenda de Leopoldo María Panero). J. Benito Fernández. Barcelona. Tusquets. 2006. 2ª Reimpresión.

La biografía que hace J. Benito Fernández sobre un poeta fundamental de la lírica española, Leopoldo María Panero y su circunstancia histórica me parece admirable. No solo por el ingente trabajo de documentación previo, las entrevistas, las horas de lectura empleadas en correspondencia, lectura de artículos, libros, encuentros y desencuentros con las personas que estuvieron con el biografiado, sino que, además, el estilo condensado, imparcial que da lugar a una prosa preciosista, vívida, una literatura casi documental, fresca, que aporta luz a una de las personalidades poéticas más interesantes del panorama lírico español. Todavía hoy, en 2014, no ha aparecido un autor superior a Leopoldo M. Panero, dadas las circunstancias de ñoñería y estupidez en las que se debate la actual poesía española, una poesía patrocinada por las editoriales del sector y sus infames premios literarios.
Panero no solo es fundamental por su poesía, sino también por su leyenda, una leyeda que se instala en el malditismo, ese malditismo español que también trabajó J. Benito Fernández en un programa radiofónico donde trató a algunos de estos poetas "malditos" españoles, donde yo incluiría al malogrado Aníbal Núñez, autor, al mismo tiempo, de una de las poéticas más interesantes de lo que se conoció como el 68 español. La "locura" de Panero es quizá lo más atrayente de su personalidad, y eso lo acerca más al discurso puro que muchos poetas buscaron, un discurso que hace de su libertad una de sus señas de identidad mas identificativas y que lo acercan a grandes escritores como Maldoror, Artaud, o tantos otros que han frisado la demencia.
No solo analiza la vida de Leopoldo M. Panero, además traza un mapa certero de la vida poética española que articula gran parte del siglo XX, ya que nos cuenta el nacimiento de la familia Panero, desde Leopoldo Panero padre y sus conexiones con el régimen franquista, los viajes que este realizó con otros poetas del Movimieto por America Latina, el abucheo en Cuba a Luis Rosales por el "asesinato" de Lorca y el recibimiento que les hizo la poeta cubana Dulce María Loynaz. O la interesante relación que Felicidad Blanc, madre de los Panero, mantuvo con el poeta Luis Cernuda mediante correspondencia.
También asistimos al nacimiento poético de Leopoldo M. Panero, sus estudios, sus viajes, sus intentos de suicidio, su militancia en el partico comunista, la persecución de la policía del régimen por su actividad subversiva. Los contactos con Barcelona y los poetas novísimos: las lecturas que hicieron, la correspodencia entre los miembros del grupo. Las conexiones de estos con la década de los 50: Ángel González, Carlos Barral, los Goitysolo...
Si es cierto que se podría haber incluido, a pesar de no ser este un estudio poético, sin embargo, sí se muestra el nacimineto de una generación poética de tal importancia como los novísimos, el contrapunto poético por parte del grupo Claraboya, la voz que surgió paralela a la gestación de los novísimos, la revista Grupo Claraboya: Teoría y poemas estructuró gran parte de la década de los 60 y en ella, aparecieron tanto novísimos como otros poetas de este decisivo momento poético español, Gimferrer o Gamoneda participaron en esta revista, Marcos Ricardo Barnatán tradujo en sus páginas el Aullido de Ginsberg. Escritores actuales como José María Merino o Luis Mateo Díez, junto al desaparecido Agustín Delgado, fueron piezas fundamentales de esta etapa poética. Sin embargo este olvido no se debe al sesgo, J. Benito Fernández ha hecho un estudio exhaustivo de la época de los Panero, documentándose minuciosamente y frecuentando amigos y conocidos de los Panero: un trabajo excepcional sin duda alguna.
Sin embargo, la cantidad de datos es tal y la pulcritud cronológica tan desarrollada que a veces hace difícil situarse dentro de la información ya que se vuelve vertiginosa y algo desordeada, quizá recurso de Fernández para reflejar la vorágine destructora del propio Leopoldo María.
La reflexión sería la siguiente: ¿Qué escribiría ahora J. Benito Fernández, casi veinte años después de la publicación del ensayo?
¿Qué lugar ocupará en la historia de la literatura española Leopoldo María? ¿El mismo que el de otros fantásticos y desaparecidos poetas como Aníbal Núñez, Costafreda, Gil de Biedma, el catalán Gabriel Ferrater?
La biografía que hace J. Benito Fernández sobre un poeta fundamental de la lírica española, Leopoldo María Panero y su circunstancia histórica me parece admirable. No solo por el ingente trabajo de documentación previo, las entrevistas, las horas de lectura empleadas en correspondencia, lectura de artículos, libros, encuentros y desencuentros con las personas que estuvieron con el biografiado, sino que, además, el estilo condensado, imparcial que da lugar a una prosa preciosista, vívida, una literatura casi documental, fresca, que aporta luz a una de las personalidades poéticas más interesantes del panorama lírico español. Todavía hoy, en 2014, no ha aparecido un autor superior a Leopoldo M. Panero, dadas las circunstancias de ñoñería y estupidez en las que se debate la actual poesía española, una poesía patrocinada por las editoriales del sector y sus infames premios literarios.
Panero no solo es fundamental por su poesía, sino también por su leyenda, una leyeda que se instala en el malditismo, ese malditismo español que también trabajó J. Benito Fernández en un programa radiofónico donde trató a algunos de estos poetas "malditos" españoles, donde yo incluiría al malogrado Aníbal Núñez, autor, al mismo tiempo, de una de las poéticas más interesantes de lo que se conoció como el 68 español. La "locura" de Panero es quizá lo más atrayente de su personalidad, y eso lo acerca más al discurso puro que muchos poetas buscaron, un discurso que hace de su libertad una de sus señas de identidad mas identificativas y que lo acercan a grandes escritores como Maldoror, Artaud, o tantos otros que han frisado la demencia.
No solo analiza la vida de Leopoldo M. Panero, además traza un mapa certero de la vida poética española que articula gran parte del siglo XX, ya que nos cuenta el nacimiento de la familia Panero, desde Leopoldo Panero padre y sus conexiones con el régimen franquista, los viajes que este realizó con otros poetas del Movimieto por America Latina, el abucheo en Cuba a Luis Rosales por el "asesinato" de Lorca y el recibimiento que les hizo la poeta cubana Dulce María Loynaz. O la interesante relación que Felicidad Blanc, madre de los Panero, mantuvo con el poeta Luis Cernuda mediante correspondencia.
También asistimos al nacimiento poético de Leopoldo M. Panero, sus estudios, sus viajes, sus intentos de suicidio, su militancia en el partico comunista, la persecución de la policía del régimen por su actividad subversiva. Los contactos con Barcelona y los poetas novísimos: las lecturas que hicieron, la correspodencia entre los miembros del grupo. Las conexiones de estos con la década de los 50: Ángel González, Carlos Barral, los Goitysolo...
Si es cierto que se podría haber incluido, a pesar de no ser este un estudio poético, sin embargo, sí se muestra el nacimineto de una generación poética de tal importancia como los novísimos, el contrapunto poético por parte del grupo Claraboya, la voz que surgió paralela a la gestación de los novísimos, la revista Grupo Claraboya: Teoría y poemas estructuró gran parte de la década de los 60 y en ella, aparecieron tanto novísimos como otros poetas de este decisivo momento poético español, Gimferrer o Gamoneda participaron en esta revista, Marcos Ricardo Barnatán tradujo en sus páginas el Aullido de Ginsberg. Escritores actuales como José María Merino o Luis Mateo Díez, junto al desaparecido Agustín Delgado, fueron piezas fundamentales de esta etapa poética. Sin embargo este olvido no se debe al sesgo, J. Benito Fernández ha hecho un estudio exhaustivo de la época de los Panero, documentándose minuciosamente y frecuentando amigos y conocidos de los Panero: un trabajo excepcional sin duda alguna.
Sin embargo, la cantidad de datos es tal y la pulcritud cronológica tan desarrollada que a veces hace difícil situarse dentro de la información ya que se vuelve vertiginosa y algo desordeada, quizá recurso de Fernández para reflejar la vorágine destructora del propio Leopoldo María.
La reflexión sería la siguiente: ¿Qué escribiría ahora J. Benito Fernández, casi veinte años después de la publicación del ensayo?
¿Qué lugar ocupará en la historia de la literatura española Leopoldo María? ¿El mismo que el de otros fantásticos y desaparecidos poetas como Aníbal Núñez, Costafreda, Gil de Biedma, el catalán Gabriel Ferrater?
Comentarios
Publicar un comentario