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Función de las hojas. Antología personal.


Estertor en las piedras. Jaén. 2003.
Se trata de un libro primero de un poeta joven, quizá demasiado. La primera experiencia poética. La toma de contacto con los grandes temas poéticos: el amor, la muerte, el arte, una influencia marcada de la poesía granadina, de Javier Egea, de García Montero, Miguel D'Ors que marcaron las lecturas del joven poeta en Granada, en donde estudiaba la licenciatura de Filología Hispánica.

Poema- prólogo:

Me conocéis
me habéis visto en el estiércol caído
la imagen repetida de vuestra imagen
el murmullo de la muchedumbre que pasea su hastío
esa tristeza que emana de los cuerpos
la incandescencia y el sonrojo de caras hermosas y a veces arrugadas
el silbo del viento en la cumbre
soy el hombre en la cumbre de espaldas al  mundo
cada cabello desordenado
soy el relincho del caballo en la fatiga
el látigo acorde con el sufrimiento
la música triste y la mano helada
la tiniebla que rodea al leproso y al moribundo
la alegría en la tristeza y la lluvia de la alegría
soy la virtud de la flor y su íntimo regocijo
la voz ronca y el rocío
grito vuelvo a gritar ya sin cansancio
poseo el tiempo y sus secretos humores
yo os diré lo que es el tiempo quizá en otro poema...

Oficio de silencio. Jaén. 2003

Aquí el poeta trata de superar ese discurso de la otra sentimentalidad destrozándolo, jugando con la estructuras léxicas para crear un discurso nuevo, como dijera Juan Carlos Abril. Libro de continuación, donde se tratan los mismos temas que en el anterior, pero la voz se ha hecho madura, teniendo en cuenta la juventud y las lecturas de estos años, Diego Jesús Jiménez, Manuel Lombardo Duro, Juan Manuel Molina Damiani, que dejan una profunda huella en lo personal, no tanto en lo poético.
"Canción del buen burgués"
La cuchara sopera de porcelana de Macao
que contiene una mujer de pelo brillantísimo.
La figura de ébano y de barriga abultada
por el hambre o por el deseo
de algún lugar de África:
el sarraceno cortacabezas que mide el tiempo
y que huye desde el silencio a la sombra,
detenido, hacia su extinción.
El negro que sentado toca una melodía de jazz inaudible;
también hay un buda que no dice nada,
que medita acaso encima del tocadiscos.
Un candelabro, una venus de milo con brazos más lascivia,
los antepasados con su mirada remota y tristísima,
las velas que nunca se encendieron,
las flores de plástico ya marchitas,
el arcón con las iniciales de la abuela o la bisabuela muerta;
el espejo: imitación imperfecta de otro espejo.
El laberinto impalpable del suelo de mármol
[...]
y en el salón
de su dueño tal vez olvidado
orgulloso y cubierto de polvo
veíase el ficus
transparente, de plástico.

Animal de humo. Córdoba. 2005.
Poemario de transición hacia posiciones más reflexivas, más metapoéticas. Animal de humo es la historia de un secuestro, ya que nunca se presentó en público debido a ciertos problemas con la editorial, ha pasado desapercibido excepto para la crítica más especializada, como hizo Elena Felíu en la revista Paraíso; libro dividido en tres secciones, contrapone una historia de amor in absentia con el contrapunto de la muerte, el animal de humo. La voz poética se escinde de lo aprendido, influencia del poeta argentino José Viñals, al que el poeta tenía un gran afecto.

"De la nada"
Y el amor era ese lenguaje descifrado,
y la muerte un animal de humo
o un cordero negro en el que no creo;
y las palabras escritas en ceniza,
el itinerario de los días que no conocimos
como una mosca en su laberinto transparente.
Mientras ensayamos una felicidad con objetos
y las panoplias de los días,
la liturgia del sexo
y el tiempo, esa dicha inmóvil
que escapa sin remordimientos.
[...]
Y hay un silencio que repasa los cuerpos,
una música incomprensible y altísima,
la leve defunción de los insectos,
la muerte de las palabra al final de la tinta
y cantan los pájaros mudos
conocedores de su destino
de atmósfera y pluma.

No hay nada que huya. Jaén. 2015.



Este poemario se inserta en la primera madurez del poeta, escrito en 2005, publicado diez años más tarde por Piedra Papel Libros de Jaén, siendo el primer libro de su colección de culto Caja de formas.
La voz del poeta ha cambiado, busca lo esencial, lo efectivo, todo lo escrito debe decirse de una sola forma, camino a la introspección. Libro que recupera lo natural, el bosque, el árbol, los insectos, la tierra, se contrapone a lo urbano, la desidia urbana, la crítica al lenguaje, el rechazo al hombre, a su discurso alucinado de la falacia, la publicidad, la política y la polis como elemento corrupto del poder.
I
Ya sé el lenguaje de los pájaros,
desperté no sabiendo quién era:
recordé ser la ceniza.


XV
La oscuridad en ti es un rito milenario
te has dejado aquí
tu vestido sin cuerpo
reconozco el silencio
el humo de tus labios
todos los viajes que te llevarán a ninguna parte

XXII
La noche mujer con piernas abiertas
criaturas fotográficas
muchos cuerpos que penetraban
caricias de los árboles
escapé de las ciudades
un rastro
un monumento
por la caída de la tarde

República del aire. Sevilla. 2015.
republica_del_aire

La voz del poeta da una nueva vuelta de tuerca, se propone un discurso que avecina la madurez creativa, busca los orígenes, trabaja una poesía comprensible, cercana, que trata el problema del hombre en la sociedad actual, una sociedad en crisis, barroca, donde el hombre no entiende los fundamentos del tiempo, su imagen que va envejeciendo; la promesa, el pacto social que nos creímos no se ha cumplido, todo ha sido un engaño, las expectativas, los deseos, incluso esa democracia tan denostada que nos prometieron los prohombres de un estado que surgía tras la larga noche del fascismo. Nada de eso ha tenido lugar.
La editorial sevillana La isla de Siltolá en su importante colección poética Tierra tuvo a bien la publicación de este libro de voces alternas, un libro complejo que trata de responder a las dudas de una sociedad cambiante y ultratecnológica.

"Salmo del caído"
Ahora, que has aprendido el nombre secreto de las cosas, ahora, cuando has escapado de la rígida influencia de la luz porque eres uno en la humilde disciplina de los paisajes, y tu lenguaje designa insumiso la imperceptible caída del tiempo: ya has aprendido a traicionar tu infancia con el recuerdo.
Ya que has señalado el íntimo regocijo por todas las caídas del hombre; ahora que celebras la ceniza y festejas el eco de todos tus fracasos: aprende de ti mismo, la música escondida y secreta de la delación insignificante de los insectos sin nombre.
Sumergido en el agua sin bautismo de este mundo sepulcral que celebra tu pecado más íntimo, entonces, ven, trae tu discordia inaudita de los vendedores de humo y los charlatanes que solo anuncian la lluvia coloreada de espanto: aprende su música incierta y su palabra sin ritmo para predecir el álgebra macabra de la sangre.
Ya apalabrada tu cuota de muerte para los que te darán fin un día convenido por un truhán sin saberlo tú mismo, testigo incruento de tu historia sin poder acceder a tus actos: quede ahí el mal sueño que te obligan a vivir cada noche apacible los mensajeros y los ángeles sin música.
Mañana, como hoy, no habrá nada que celebrar, no habrá motivos de fiesta, solo la sucia guirnalda que muestra una confusa alegría. Y las sonrisas del hombre solo pretenden esconder la negrura del pecado.
Todo llega a su fin: hasta la alegría de saber que todo acabará pronto. Todo se acaba menos la palabra: la humilde frontera, el desierto húmedo, la voz insólita que recorre el mundo sin tocarlo.
Ahora que has aprendido todo esto, cógelo, destrózalo con la furia íntima de los que poseen el mundo, como si nada se hubiera creado antes de tu nacimiento, porque nada era anterior al mundo ni a ti que diste nombre a lo que no existía y estaba en silencio.
Ya que todo es tuyo, sal de la jaula en que te pusieron, en donde te amamantaron infeliz, tu república de aire, tú, monarca de los accidentes: ven, comprueba conmigo que adonde has llegado es solo una jaula más amable y sin muros a la que llaman mundo, aquí todo es invisible.
Siéntete el pájaro asustado que no sabe qué hacer con tanto aire…
Ni siquiera tú sabrías romper las cadenas de esclavo amante del hierro…
Pensarás para siempre que el aire y la luz son parte de una misma moneda hecha para comprar una libertad y más aire mientras ellos cambiarán todo de nombre y pensarás que gobiernas a los hombres y la voluntad de los ríos cuando vengan los rostros sin cuerpo…
Tú: la necesidad inmaterial de las palabras y los actos en este mundo sin brújulas de marear, persigue a los animales salvajes porque entre ellos estarás a salvo y te darán a comer la carne sin ungir de los cadáveres tiernos que rechazarás por pertenecer a los de su especie bajo la niebla que acaricia sus montañas.
Y comprenderás que todo esto es el linaje del hombre.


Y, por último, la obra que se publicará en breve, bajo el título de Metal, nuevo giro sintáctico, léxico y esencializado, donde trabajo con la métrica, con el verso medido y estrofas que contienen endecasílabos y heptasílabos en su mayoría, sin rima, sueltos, para una mayor libertad aparente del verso fijo.
"Función de las hojas"
Y ¿a qué vienen ahora los colores,
en este tiempo último de otro año?,
y,  ¿cuál es la función de su penumbra,
las hojas escondidas de la luz?
Manta humilde es en ellas el estío,
cuando su leve tacto no soporta
el cruel rigor del julio más salvaje,
su sangre transparente, savia fértil
incendiará su luz, allí descansa
el aire de tu tiempo detenido
al margen del camino, donde enciende
la sombra carmesí, el paso triste
en el resto amarillo de los campos,
cubriendo su paisaje desolado,
tintan ocre los árboles su sombra,
esta oscura función de su secreto:
seamos solo su  silencio ahora ,
sus matices traidores de un otoño,
una huella de su vida inmarcesible
al saber que seremos su ceniza.


Lo bello y lo difícil. Antología poética.

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