Poema sin medida determinada que dirige un anónimo vendedor de perfumes que juega con la lírica y la sintaxis ante el paso de una dama hermosa que no lo mira a su paso.
1599.
No çede el cielo a tus sospiros,
no cele el ayre cuando çedas,
en tu dulce intento: si ceden
los aires sin lamento, brusca
uida que tersa el ayre por herida,
que combe el viento por lamento
de haber herido a su cielo herido
que ha vivido sin tiempo y siento
la dicha de lo dicho sin
memoria, sin materia ni
luz, la luz, sin luz se oluidó.
1599.
No çede el cielo a tus sospiros,
no cele el ayre cuando çedas,
en tu dulce intento: si ceden
los aires sin lamento, brusca
uida que tersa el ayre por herida,
que combe el viento por lamento
de haber herido a su cielo herido
que ha vivido sin tiempo y siento
la dicha de lo dicho sin
memoria, sin materia ni
luz, la luz, sin luz se oluidó.
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